jueves, 21 de mayo de 2015

Tentadora Sumisión

Capítulo II

—¡Estúpido pulgoso!— Gritó Brian mientras encendía su camioneta con furia. Maldecía una y otra vez al destino por emparejarlo con Akia —¡Ni siquiera me gustan los hombres! ¡¿Quién se cree que es para abandonarme?! ¡Yo tendría que ser el que lo abandonara! ¡Maldito perro pulgoso voy a matarte!
Brian siempre fue una persona muy poco sociable e irritable y no podía cruzar más de tres palabras con otros sin comenzar una pelea por sus comentarios sarcásticos y su mala costumbre de hablar sin pensar primero.
Sentía como se acercaba cada vez más al pulgoso porque su ansiedad disminuía, cosa que le molestó al notar el efecto que causaba ese lobo en su ser. Tenía que serenarse o si no lo atacaría apenas lo viera. Frenó ya seguro que no lo perdería y tomó su teléfono. Debía saber si esta conexión podía romperse antes de cometer la locura de terminar emparejándose con el perro.
—¿Mamá?
—Ya te estabas tardando Brian ¿Qué tal está mi yerno?
—¡Al carajo con eso de yerno! ¡¿Cómo rompo esta conexión?!— Explotó furioso el águila.
—¡Primero que nada, bajá el tono que estás hablando con tu madre pedazo de imbécil! ¿Lo arruinaste tan pronto?
—¡¿Yo?! ¡El pulgoso me abandonó y estoy siguiéndolo como un estúpido!
—Ya con que lo llames pulgoso es una razón para que se moleste ¿Por qué eres tan grosero?— la mujer suspiró y antes que Brian le contestara, seguramente con alguna grosería, ella siguió hablando —Juliano me contó como no dejabas que ni él ni su asistente se acercaran a tu pulgoso, así que no me vengas con esas tonterías de romper la conexión que ya estas bastante enganchado ¿O no? Tendrías que agradecer que el destino te haya dado una pareja... Con ese carácter podrido tuyo ¡ME COMPADESCO DE ESE POBRE CHICO! ¡LO QUE LE ESPERA A TU LADO! Siempre rogué que tu pareja fuera un hombre, porque tu no sirves para tratar con una mujer que tendía a tus hijos que saldrían igual de atractivos, pero también igual de arrogantes, malhablados, insensibles, egoístas...
—¡Mamá!
—Lo siento— una risita resonó por el teléfono agotando la poca paciencia de Brian —¡Ni se te ocurra maldecirme! Te voy a dar una pequeña ayuda... Akia es un lobo y necesita vivir en manada, tal vez si se reúne con su gente se sienta más seguro y dado para... su situación. Compréndelo, se paciente y por favor trátalo bien... No seas una bestia insensible ¡Suerte hijo!
Fin de la conversación y lo último que se escuchó fue una carcajada de la mujer. Estaba al límite de su paciencia, al tope de la locura. Encontró a la pareja que nunca quiso encontrar, se sorprendió al ver que era un hombre y no una mujer voluptuosa como acostumbraba a tener y para colmo se trataba de un cambia-formas lobo "Alfa", pero a pesar de todas sus contradicciones luego de pasar semanas cuidándolo, lo aceptó y pensó que la situación no podía empeorar más, pero no, el pulgoso se atrevió a empujarlo, rechazarlo y a huir después de su primer beso como pareja.
~***~
Por fin, después de un debate interno, llegó hasta el lugar donde se encontraba su supuesta pareja. Siguiendo su rastro se encontró con una imagen muy poco alentadora, sacándolo de sus pensamientos de cómo deshacer la conexión que los unía. Se había olvidado por completo de cómo había quedado la pequeña comunidad de la manada de Akia.
<<Soy un idiota>>
El doctor le había informado acerca de cómo tardaron en parar el fuego, de cómo el consejo se deshizo de los cuerpos. Vio como todavía en su forma de lobo Akia caminaba entre los escombros de lo que pareciera ser una casa. El corazón de Brian comenzó a acelerarse. Podía sentir el dolor, la desesperación...
<<¿Qué hago? ¿Esa mujer no pudo ser más específica?>>
Abrasarlo, eso era lo que hacía su madre cuando su hermana lloraba por sus fracasos amorosos, aunque un mal amorío no se comparaba con la perdida de tu familia, amigos y tu hogar, pero... ¿Qué más podría hacer? Seguro el orgulloso lobo lo rechazaría y lo atacaría por tocarlo nuevamente...y eso podría funcionar, tal vez si Akia se desquitara contra el entonces se pondría mejor.
Ni él podía creerlo, hace un momento quería deshacerse del pulgoso y ahora estaba buscando la forma de hacerlo sentir bien. Lentamente se fue acercando y con cada paso podía sentir más y más la agonía de su pareja. Se sorprendió cuando este se giró y lo miró fijamente con sus dorados ojos, mientras un estremecimiento le recorrió la columna.
—Para ser un perro eres muy bonito— dijo levantando las manos en son de paz acercándose cada vez más fascinado por el pulgoso. Anteriormente todo pasó tan rápido, estaba tan furioso por el empujón y el rechazo del beso, que ni había notado la apariencia de Akia al convertirse en lobo.
Viéndole el lado bueno de las cosas por lo menos Akia era atractivo y poseía un buen cuerpo. Cosa que pudo apreciar con cada baño de esponja que le dio mientras estuvo moribundo en su cama. Aunque al principio se tardo en convencerse de que podía ver a otro hombre de ese modo.
Akia en un abrir y cerrar de ojos había vuelto a su forma humana, completamente desnudo. Haciendo que la entrepierna de Brian reaccionara ante la cercanía. ¡¿Desde cuándo se excitaba por ver desnudo a otro hombre?! Una cosa era empezar a verlo atractivo y otra era el tener una erección del pene instantánea al verlo desnudo.
<<Comprender, ser paciente y tratarlo bien>>
—Escucha, voy a olvidar que me empujaste, que me gruñiste y que me dejaste— suspiró pasándose la mano por el pelo, intentando que su tono de voz sea sereno, mientras se repetía una y otra vez el miserable consejo de su madre —. Un pequeño grupo se salvó de lo que sea que haya pasado aquí y se fueron a las tierras de la manada...no me acuerdo bien cual, pero se fueron pensando que estabas muerto así que un chico joven tomo el liderazgo del grupo...
—Asher... seguro es el que está guiando a la manada— dijo esperanzado y olvidando toda la miseria que lo rodeaba y al hombre que involuntariamente le hacía acelerar el corazón.
—¿Quién es Asher?— preguntó con el ceño fruncido. ¡¿Quién era el imbécil que le sacaba una sonrisa a su pareja?! Al diablo con comprender, ser paciente y tratarlo bien. Si el lobo le era infiel iba a matar al bastardo y a ponerle una correa al pulgoso —Te conviene que no tengas ningún amorío porque yo no comparto.
Akia lo miraba sorprendido por la estupidez que el águila acababa de decir. Asher era su hermano y el nunca había tenido ningún amorío y todo por las palabras de su padre...
Siendo un Alfa era una vergüenza que sea, a parte de gay, un sumiso. Siempre tuvo miedo de terminar sometiéndose ante alguien en la cama y que luego su manada lo despreciara y por consecuencia que a sus hermanos también. Suficiente ya tenían con la mirada acusadora y el desplante que su padre les hacía por sus supuestos defectos.
Estaba aterrado de dejar de ser el que todos esperaban que sea. El tenía que ser el fuerte, el hombre...
—No tengo tiempo para tratar contigo— antes que el águila le contestara se giró para ver las ruinas con determinación. No podía perder el tiempo. Si ese mercenario los encontraba antes que el...
Su mente quedó en blanco. Muy cerca, sentía la respiración de Brian detrás de su nuca. Otra vez esa sensación prohibida se presentaba. Su lobo respondía a la cercanía del águila con mucho gusto. Agradecía tener pleno control de su lobo, porque si no fuera así estaba seguro que en estos momentos estaría dejando que Brian le hiciera lo que quisiera.
—Me deseas Akia... ¿Por qué me rechazas?— le susurró al oído con un tono seductor y haciéndolo estremecer. Se notaba que el ave sabía seducir ¿A cuántas mujeres habrá cortejado? Muchas seguramente y eso hacia gruñir al lobo. No le gustaba la idea de dejar a este tipo libre para que siga con sus andadas... ¡No! ¿En qué estaba pensando? Reprimió a sus pensamientos. Tenía que alejarse, sino terminaría cediendo ante el águila...pero se sentía tan bien su presencia... —Vamos Akia, yo se que quieres... o iré en busca de un culito que se me entregue con menos drama.
Lo último Brian lo dijo sin pensar. Lástima que Akia no lo tomo con humor. Hasta ese momento su lobo había sido posesivo con sus hermanos y con el amigo de ellos, al cual lo veía como un hermano más. Pero ahora este nuevo sentimiento de posesión le hacía arder el estomago y ponerlo de muy mal humor sin poder controlarlo. Sabía que sus garras estaban fuera, que sus colmillos habían bajado y que seguro sus ojos estaban dorados...
—Si te molesta tanto entonces podemos enlazarnos, así te seré fiel para siempre Akia— susurraba nuevamente en su oído haciéndolo estremecer y sobresaltándolo cuando sintió esas manos sosteniéndolo tan firmemente cerca de ese cuerpo más grande y formado. Su instinto le pedía mostrarle el cuello de forma sumisa y aceptando a Brian, pero su cerebro estaba lleno de esos pensamientos que su padre le había inculcado.
—Brian...— pronunció con un tono demasiado bajo para su gusto. El águila sonrió triunfante por como el pulgoso se quedo quieto y pronunció su nombre con tanta liviandad —Ve a buscar una puta para que te complazca, porque yo no pienso hacerlo.
Al terminar de decir eso se transformo de nuevo en lobo y lentamente caminó, dejando a Brian con una cara de asombro por cómo fue rechazado por segunda vez en el mismo día por su "pareja"
Volvió en si cuando Akia se giró a verlo y se sentó esperándolo. Al parecer ya no planeaba dejarlo, aunque tampoco lo dejaría tocarlo.
El destino lo estaba torturando. Si, solo podría ser un castigo divino. No podía aguantar más tiempo para reclamarlo y enlazarse, negarse a sí mismo que no lo deseaba tan desesperadamente ya no era posible. Tuvo al pulgoso en su cama indefenso tantas noches que no sabía cuánto tiempo aguantaría. 
Miraba por el espejo retrovisor como Akia se vestía con la ropa que le había comprado mientras estaba inconsciente. Tenía los bolsos preparados y listos para partir en la camioneta ya que intuía que el lobo no tardaría en querer ir detrás de su manada luego de despertar. Claro que en su mente ya se imaginaba que este viaje lo harían ya enlazados y como una completa pareja. Pero no podía desanimarse, por lo menos el pulgoso ya no trataba de dejarlo...
Akia le indicó donde seguramente estaría su manada. Brian conducía mirando de reojo a su pareja, que estaba viendo por la ventana sumido en sus pensamientos. Tal vez pensando en ese tal Asher... y comenzó a pensar seriamente en comprarle una correa al pulgoso.
—Sabes...— hiso media sonrisa cuando el lobo lo miró serio con esa postura solemne —Te juro que en estos momentos el único culito que me atrae es el tuyo cariño.
Le giño el ojo y se rió cuando Akia abrió la boca para contestarle, pero ninguna palabra salió, en cambio se giró con el ceño fruncido de nuevo para ignorarlo.
—...Mientras estabas inconsciente inspeccione cada lugar de tu cuerpo.
—¡No podes conducir callado!— explotó molesto por sentir como su rostro enrojecía de vergüenza, pensado en lo que ese idiota estuvo haciendo con su cuerpo mientras estuvo inconsciente y viendo como sonreía tan campante de manera picara. Muchas cosas pasaron por su mente y ninguna le agradaba o más bien si le agradaban, pero a su conciencia no...
<<Ya vas a rogar para que te reclame... pulgoso>>

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