viernes, 11 de septiembre de 2015

Tentadora sumisión- Capítulo III

—¡Basta! ¡Para aquí!— Pronunció molesto Akia. Ya no podía soportar más los avances de Brian, no paraba de provocarlo hasta lograr llevarlo al borde.
El águila ya no sabía que hacer para parar los desplantes del pulgoso. Nunca pensó que en su vida estaría tomándose tanto trabajo para poder agradarle a otro ser. Odiaba admitirlo, realmente gustaba del lobo y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para demostrarle que podía confiar y dejarse amar, pero su pareja resulto ser muy orgulloso y testarudo.
Akia bajó de la camioneta rápidamente apenas Brian la apartó del camino. Necesitaba tomar aire y alejarse del águila. No podía aguantar más la cercanía de ese hombre. El aroma de su pareja lo estaba volviendo loco, no debía estar comportándose como un adolescente cachondo, en estos momentos tenía que ser el Alfa que siempre fue para tratar el asunto de su manada y del peligro de que sus hermanos sean tomados por ese mercenario. No podía bajar la guardia.
—Falta muy poco para encontrarnos con el ejecutor que el consejo envió ¿Por qué todavía no te comunicaste con tu manada? Ellos piensan que estás muerto— Brian estaba a punto de mandar el consejo de su madre al carajo por enésima vez cuando Akia lo ignoró. Cada vez que le preguntaba algo el pulgoso se mostraba indiferente o solo contestaba si o no, nada más.
Luego de soltar un suspiró se volvió a subir a la camioneta seguido de Brian. Podía sentir la molestia del águila por su comportamiento. No es que no sintiera el deseo de estar con la pareja que el destino le había entregado, pero no quería volverse "la perra".
Su lucha interna entre la voz de la razón y sus instintos lo estaban enloqueciendo y el problema de su manada, el encuentro con el ejecutor, la noche de luna llena que se acercaba y la insistencia de Brian no ayudaba mucho para poder estar un momento calmado y pensar tranquilamente. Estaba tomándole más trabajo del que pensó el poder controlarse y no mostrar su nervios ante el águila, ni siquiera podía hablarle por temor de que su voz temblara o mirarlo a la cara sin sentir que su corazón se acelerara por la mirada tan intensa con la que se encontraba.
Brian estaba cansado física y mentalmente, no llevaba muchas horas manejando, pero en las últimas semanas casi no pudo dormir por estar cuidando del pulgoso moribundo que ahora ni lo miraba a la cara y lo ignoraba totalmente como si él fuera la basura que el destino le entrego y no su pareja.
—Hay un alojamiento— se sorprendió al escuchar al lobo empezar una conversación —duerme en ese lugar mientras trato con el ejecutor y mañana ya descansado podemos seguir.
—Voy a descansar...luego de que tratemos con el ejecutor- Akia solo frunció el ceño mientras miraba por la ventana, increíblemente no hubo ningún reproche o negativa ante la idea de Brian —. Para que el consejo mande a un ejecutor tiene que haber un gran problema...
~***~
HOTEL DE AMOR "SOLO TU y YO"
—Conste que yo no elegí el hotel cariño— bufó Brian luego de leer el cartel.
—Yo tampoco— contestó molesto mientras caminaba por el estacionamiento, hacia donde el ejecutor les había indicado por teléfono.
Brian camino detrás del lobo sin perderle el paso, notó que cada vez que se acercaba demasiado el lobo apuraba más el paso para alejarse. Sonrió maliciosamente sabiendo bien el por que.
De repente sintió una presencia muy peligrosa cerca, el ejecutor. Desvió su vista del lobo hacia el frente y se encontró con una mujer muy hermosa esperándolos. Se sorprendió al ver que no se trataba de un hombre, sino de una mujer que simplemente viéndola no resultaba una amenaza, pero claro estaba que era una fachada porque detrás de esa imagen de mujer frágil se escondía una depredadora mortal.
—Alfa Akia es una verdadera alegría ver que estas vivito y coleando— dijo con una sonrisa encantadora. Por alguna razón Brian presintió como si esa mujer conociera al lobo desde antes. Luego la mirada de la ejecutora se afilo al ver al águila
—Zaida no hay tiempo para tus juegos— confirmado, Akia conocía a esa mujer y al parecer a ella no le gustaba la presencia de Brian —¿Qué sabes de ese mercenario?
—Es un híbrido, reptil, estoy detrás de su pista desde que hace unos meses acabo con mi compañero. Según sé, ese maldito es el líder de un grupo de cambia-formas de distintas especies, no son nada fáciles de rastrear, cuando mi compañero logro dar con ellos ese hijo de puta se le adelantó y lo asesinó. Nunca antes habían acabado con una manada, siempre se encarga de un objetivo en particular a la vez, así que cuéntame porque se tomo tanto trabajo en acabar con tu manada Akia.
—Hace cuatro años, cuando tome el lugar del Alfa, expulsé a los que causaban problemas y a los seguidores de mi padre que estaban en mi contra. Alguno de ellos logró contratarlo para acabar conmigo, pero cambió de planes y decidió tenernos a Kira, Asher y a mí para que seamos sus juguetes, a cambio de no acabar con la manada...
—¡Espera!— Brian gritó enojado por no estar al tanto de la situación de su pareja y que le estuviera soltando toda la información a esa mujer sin problemas, siendo que trató muchas veces que le contara sus preocupaciones y este simplemente lo ignoró, sin mencionar que nombro a ese tal Asher otra vez...
—Brian— dijo calmado Akia, haciéndole saber que no era el momento para ponerse celoso y que era un acto estúpido molestar a un ejecutor.
—Ese infeliz está lejos de Asher y Kira. Ya sé donde se encuentra así que puedes relajarte un poco y resolver este... problema- dijo la mujer refiriéndose a Brian haciendo que su sangre hirviera.
—¡Puta de mierda! ¡¿Quién sos para...
—Soy su madre y si das un paso más vos vas a ser un hombre muerto- Brian quedo en shock por lo que la mujer le dijo. Genial, su suegra era una ejecutora del consejo y no simpatizaba con él. Sin decir más nada la mujer entrego una tarjeta junto con un sobre a Akia y se alejo de ellos.
Brian entró al hotel y pidió un cuarto mientras Akia buscaba un bolso con ropa en la camioneta. Pensó en que en realidad el destino tendría que haber errado al emparejarlos.
Pasaron varios minutos antes de volver a la realidad y dejar de lado esos pensamientos pesimistas que lo atormentaban, para darse cuenta que Akia no volvía. ¿Qué tal si el pulgoso se había escapado de nuevo? No, el sentía su presencia cerca, entonces recordó al mercenario y corrió hacia donde tendría que estar el lobo.
Akia estaba con el bolso en el suelo viendo hacia el cielo, completamente concentrado en sus pensamientos. Se acercó despacio mientras apreciaba las facciones de su pareja. Nunca vio a un hombre tan atractivo como Akia, en realidad nunca vio a un hombre de ese modo, pero el pulgoso con su estúpido orgullo y todo era diferente.
—Akia— dijo por fin al estar a unos escasos pasos haciendo que el lobo voltear a verlo. Sus ojos dorados brillaron por un momento logrando que su entrepierna reaccionara.
El lobo tardo un momento en desviar la mirada. Cerrando los ojos trató de calmarse mientras pensó seriamente en que tarde o temprano terminaría cediendo ante Brian y eso lo atormentaba.
Recordó como un miembro de su manada fue expulsado por ser gay mientras su padre todavía era el Alfa, la familia de ese chico lo había acusado de ser una vergüenza y una deshonra para la familia y por lo tanto para la manada, así que lo trataron como basura. En ese tiempo Akia tenía ocho años y ese desprecio en la mirada de esa familia, en los ojos de su padre, quedó grabado en su mente como una advertencia.
—¿No te importa que sea un hombre?— preguntó sin pensar primero y arrepintiéndose después, no quería mostrar debilidad ante nadie y al hablar con Brian estaba seguro que su defensa caería.
—Al principio— admitió pasándose la mano por su cabello negro —, no te voy a mentir, creo que extraño las tetas y a pesar de a ver sido toda una sorpresa el que seas un hombre no me molesta. Soy una persona desagradable y temperamental, pero tu presencia me calma, bueno, cuando me tratas como basura me vuelves loco pero...
—¿Basura?
—Al ignorarme y no verme a la cara cuando te hablo, como lo estás haciendo ahora— Akia levanto la vista y miró a Brian esperando verlo molesto, pero no, el águila lo veía con una media sonrisa mientras se acercaba —, a menos que tengas una linda escusa para tu comportamiento voy a enojarme mucho cariño.
Durante el transcurso del viaje Brian había descubierto que le gustaba jugar con el pulgoso, verlo acorralado. Sabía que era muy arriesgado y que si no tenía cuidado podría ser atacado, pero no podía evitarlo.
—No quería tratarte como basura, así que... lo siento— la disculpa salió de su boca casi como un susurro, no estaba acostumbrado a sentirse tan vulnerable ante otro ser. Saber que Brian estaba sintiéndose una basura le dolió. Estaba siendo egoísta con su pareja, realmente le costaba mucho abrirse y hablar.
—Dices lo siento, pero seguís sin mirarme a la cara— alcanzó con la mano el rostro de Akia, haciendo que sus miradas se cruzaran. Los ojos de Akia comenzaron a tornarse dorados, a brillar ante la cercanía y el toque de Brian —. Así está mucho mejor...
Lentamente acercó su rostro hasta estar a una muy corta distancia, casi rosando los labios del lobo
—No tengas vergüenza cariño... enfrenta todo lo que te atormenta conmigo...
Lentamente Akia poso sus labios en los de Brian. Su mente estaba en blanco y para cuando se dio cuenta su boca estaba siendo tomada salvajemente, dejándolo sin aliento. Fue empujado contra la camioneta sin darle tiempo de tomar el aire que necesitaba. La desesperación de Brian por tomarlo lo excitaba increíblemente, alejando todos esos pensamientos que le molestaban.
Las manos de Brian tomaron fuertemente el trasero de Akia haciendo que sus entrepiernas se juntaran, aun bajo la ropa se podían sentir la dura excitación del otro queriendo liberarse.
Luego de lo que pareció una eternidad Brian rompió el beso, sintiendo la respiración caliente e irregular de su compañero cuando Akia se apoyó en su pecho, mientras apretaba sus puños en sus hombros. Nunca se había excitado tanto con un beso y ahora no podía aguantar más, quería explora además de esa boca todo el cuerpo del lobo.
—Vamos al cuarto— esperó ansioso por la respuesta de Akia. No iba a obligarlo a nada que el todavía no estuviera listo para hacer, anhelaba que la consumación del acoplamiento fuera voluntariamente para ambos.
Akia se sentía tan bien al estar tan cerca de Brian que por un momento todos sus temores desaparecieron. Quería sentirse libre y sabia que la única manera de lograrlo era junto a este hombre que con tan solo su toque le hacía sentir que todo lo que tanto se esmero por negar y evitar era realmente correcto.
—Solo haremos lo que quieras—
Levantó la vista y vio la expectativa del águila por su respuesta. La voz de la razón le decía que no, pero sus instintos le rogaban que cumpliera con sus deseos —Ok... 

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